Batalla de Cutanda
Hace dos años ya que entramos en Zaragoza con las máquinas de asedio que fabricó don Gastón de Bearn, similares a las que usó en la toma de Jerusalén. Zaragoza, la más magnífica ciudad que jamás hemos visto. Dos años y parece que fue ayer mismo.
Hoy, los ejércitos almorávides de Ibrahim ibn Yusuf, vienen a intentar arrebatarnos nuestra conquista. Han cruzado el estrecho y junto con Granada y todas las poblaciones árabes desde aquí a Al Andalus, han juntado una tropa que nos supera en diez a uno. Un ejército tan grande como nunca se ha visto en tierras hispanas. Aún así no nos esconderemos tras los muros de Zaragoza, les haremos frente. Y en este lugar llamado Cutanda, les saldremos al encuentro.
Primero sitiaremos la pequeña fortaleza, y don Guillermo de Aquitania, nuestro valiente y fiel aliado será con sus caballeros el cebo para los confiados y fanáticos almorávides que, seguros de su victoria, lanzarán a su infantería para desgastar a los caballeros de don Guillermo. Intentarán barrerlos después con su caballería. Pero en ese momento, cargaremos desde el bosque con nuestra caballería pesada que estará allí escondida y destrozaremos la columna entera partiendo en dos al ejército invasor.
Don Gastón de Bearn, dirigirá el ala izquierda, las Órdenes militares la derecha. Y yo, Alfonso rey de Aragón y Pamplona, cargaré desde el centro directamente contra el emir almorávide. Todos los caballeros del Reino están hoy aquí en la mayor y más importante batalla que jamás hemos luchado.
No tendrán escapatoria en el desfiladero. El cordero por el que ellos nos toman y vienen a degollar. Se revelará en el león que realmente somos. Ya suenan sus tambores en el desfiladero. Que Dios misericordioso se apiade de sus almas.
¡¡¡ La victoria será nuestra !!!
¡¡¡ Deus lo vol !!!
¡¡¡ Aragón !!! ¡¡¡ Aragón !!! ¡¡¡ Aragón !!!