Un día en la urbe
Amanece otro nuevo día allá por los principios del siglo XX. La plaza como cada mañana está abarrotada. Un gran gentío se reúne en torno a su mercado para realizar sus compras. Un buen número de coches y carruajes recorren sus avenidas. Los pasajeros del tren descienden para cruzar el vestíbulo de la estación para adentrarse en la ciudad. Algunos habitantes se adentran en el hospital para visitar a sus familiares y amigos. Los trabajadores del ferrocarril descargan los vagones mientras los menos ocupados pasean por el parque y se relajan remando en el lago.
La vida no cesa…